Voces de la comunidad

La ciencia en México durante la Revolución

Salón de químicaTomado de: Contraloría de la UNAM, "Cronología Histórica de la UNAM", última actualización 2019. WEB. http://www.contraloria.unam.mx/acerca-de-la-unam/unam-en-el-tiempo/cronologia-historica-de-la-unam/1910

Los científicos, éste era el apodo que se le había dado, un poco en burla, a un pequeño grupo político que apareció hacia el final del porfiriato. ¿Eran científicos? No. Pero tenían el propósito de “abogar por la dirección científica del gobierno y el desarrollo científico del país”. Suena bastante bien hasta ahora. Los científicos fueron fundados el 5 de abril de 1892 por José Yves Limantour –quien fuera designado después por Porfirio Díaz como Secretario de Hacienda–, y contó entre sus filas a personajes como Enrique C. Creel y Justo Sierra.

La verdadera meta de Los científicos era heredar el gobierno nacional de las mismas manos de Porfirio Díaz cuando llegara el momento. Tal vez un apodo como Los esperanzados le hubiera quedado mejor. En realidad su apodo hacía alusión a su intención –muy porfirista– de imitar lo que estaba sucediendo en Francia y traer el positivismo de Auguste Comte a nuestras tierras.

El positivismo propone que hay un solo método aplicable a todas las ciencias, si es que quieren ser ciencias, y éstas deben de explicar el mundo mediante leyes universales. Si bien Los científicos cayeron junto con el porfiriato, la ciencia mexicana junto con todo Occidente sí llegó al positivismo. Y durante la Revolución, y algunos años después, se generó una ciencia mexicana, que si bien centralizada, intentaba entablar un diálogo y mostrarse ante la población.

El 26 de mayo de 1910, Justo Sierra –todavía como parte de Los científicos– funda la Universidad Nacional de México, que posteriormente se convertiría en la UNAM. Y ya con el gobierno maderista, la Sociedad de Historia Natural celebra el primer congreso científico con el fin de “despertar el amor a la ciencia, siempre en lucha con el mercantilismo; poner en movimiento todos los centros de investigación y enseñanza; sacudir el marasmo de los menos activos y entusiastas”. Este congreso sentaría las bases de lo que ahora, no sin pasar por muchos tropiezos, conforma el Conacyt.

Las materias de ciencias empiezan a impartirse de nueva manera y con gran entusiasmo en la Escuela Nacional Preparatoria –ahora a cargo de la UNAM– y en la Escuela Normal para Profesores. Esto gracias al enorme impulso de José L. Herrera, quien, siguiendo también los pasos del Positivismo, ayuda a fundar entre los años del fin del Porfiriato e inicio de la Revolución, el Museo Nacional de Historia Natural (originalmente ubicado en El Chopo (imagen)), el Jardín Botánico, el Zoológico de Chapultepec, y la Estación Biológica Marina del Golfo de Veracruz. El entusiasmo y casi urgencia de Herrera –quien también llevó el Herbario Nacional a la UNAM– por llevar la ciencia fuera de las aulas era evidente.

Aunque durante la Revolución las carreras y estudios científicos se llevaban a cabo dentro de la Facultad de Filosofía, esto les permitió unir suficiente fuerza para irse independizando y generar sus propias facultades, escuelas y posgrados. Una sola ciencia que se ha logrado expandir.

En este 2019 el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de AMLO dedicó apenas seis renglones para la ciencia y la tecnología. La designación de la Dra. Elena Álvarez–Buylla como directora del Conacyt ha generado muchísima polémica dentro de los círculos científicos.

¿Seguimos teniendo una sola ciencia en México? No, y eso es bueno. No sólo el Positivismo ha quedado muy atrás –al menos ya no es la moda en París–, sino que, como cualquier ambiente vivo, la ciencia necesita diversidad.

La discusión del futuro de la ciencia en México se está enfocando mucho sobre el futuro del campo mexicano. ¿Qué se puede sembrar? ¿Cómo se debe de cultivar, crecer y cosechar? ¿Cuál es la labor y el beneficio para los campesinos?

Ignoro si esto sí termine en una revolución de la ciencia mexicana. Pero al menos, el estado de la ciencia nacional empieza a salir periódicamente en las noticias, y es discutido y comentado en las redes y en los medios. Tal vez logremos que esta vez, en lugar de tener unos políticos apodados Los científicos, tengamos unos científicos dispuestos a hacer la política que necesitamos. ❧

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