Desde la mirada íntima y crítica de un habitante de Ocuituco, Susano Ibarra, alumno de la Facultad de Artes de la UAEM, expone sus inquietudes y se adentra en las problemáticas sociales que viven los habitantes de este municipio, generando una radiografía de lo que acontece en los poblados colindantes en materia cultural y gubernamental.
EL MUNICIPIO DE Ocuituco, ubicado al noreste del estado de Morelos, se encuentra suspendido en el silencio que envuelve al Popocatépetl. Al llegar al municipio, unos eucaliptos de gran altura que se encuentran a los costados de la carretera, dan la bienvenida al visitante, que se encontrará con un pueblo casi estático, tranquilo en apariencia, con un silencio que pareciera emanar del exconvento de San Agustín.
Ocuituco se encuentra entre los municipios de Yecapixtla, Tetela del Volcán y Zacualpan, a unos 29 kilómetros de la ciudad de Cuautla; justo a los pies del Popocatépetl. Es por eso que el municipio cuenta con dos formas de ecosistema: en la parte baja, un clima semicálido con grandes planicies, en donde los cazahuates y los huizaches se extienden; en la parte norte los terrenos se vuelven más escarpados; ahí crecen los pinos, ocotes, encinos… árboles más propios de un clima frío.
En el municipio habitan alrededor de 16 mil personas, la gran mayoría dedicadas a actividades agrícolas; pero la realidad para ellas no es muy alentadora, según nos cuenta un habitante; esta actividad es poco redituable:
“Los insumos son muy caros y vendemos nuestros productos muy baratos, pero qué le vamos hacer, es lo que tenemos.”
Las fuentes de empleo en Ocuituco son escasas, los pocos habitantes que logran obtener un empleo, viven con el salario mínimo, así que la otra parte de la población en edad productiva, se ve en la necesidad de buscar empleo en los municipios cercanos o en la ciudad de Cuautla. Pero la mayoría de estos empleos no cuentan con prestaciones sociales.
Este sector de la población productiva que busca empleo fuera de su municipio cuenta con uno de los servicios de trasporte público más caros del estado: tan sólo transportase del pueblo de Ocuituco a la ciudad de Cuautla cuesta alrededor de 17 pesos. Si pensamos que una persona trabaja seis días a la semana, el gasto es de unos 408 pesos a la quincena, y hay que decir que en las horas pico el servicio de trasporte muestra deficiencias, pues las unidades son adaptadas para funcionar como transporte público y no responden a las necesidades de los usuarios. El servicio es utilizado por trabajadores, estudiantes y comerciantes, comerciantes que trasportan sus productos a Yecapixtla, Ozumba (en el Estado de México) o a la ciudad de Cuautla. Pero no son los comerciantes los responsables de que el sistema de trasporte falle, es el concesionario quien debe ofrecer un servicio de acuerdo a las necesidades de sus usuarios.
Ahora bien, el ocuituquense no está en libertad de escoger el servicio de transporte, ya que se ve forzado a utilizar la ruta 22, que está destinada para el municipio. Si un ocuituquense desea utilizar la ruta de Tetela no puede, pues no está permitido. Esto deja ver las prácticas monopólicas que permite la autoridad pertinente en materia de transporte, dejando a un lado la competencia que a mi juicio permitiría que los precios bajaran.
¿AUTORIDAD?
La agricultura en Ocuituco ha rebasado la superficie destinada para esta actividad en un 21%, sin haber una autoridad que controle la deforestación, o que eduque a los campesinos en materia ambiental. Por otro lado, los propietarios de huertas de aguacate o durazno tienen que lidiar con el robo de sus frutos, frutos que después son vendidos en Cuautla o Yecapixtla por los delincuentes.
Pero la delincuencia no termina ahí.
En el año 2010 el secuestro de uno de los habitantes del pueblo de Jumiltepec, perteneciente a Ocuituco, llevó a los pobladores de esta comunidad a organizar una policía comunitaria e instalar retenes a las entradas del pueblo, revisando cada vehículo que entraba a la comunidad, haciendo a un lado al estado de derecho, demostrando que también pueden estar organizados y que pueden armarse.
En mayo del año pasado los habitantes del pueblo de Huecahuaxco, se manifestaron de manera violenta, tomando las instalaciones del Ayuntamiento, que es dirigido por un miembro del partido Verde Ecologista de México. Lo que detonó esta manifestación fue que se enteraron de que el señor presidente percibía un sueldo cercano a los 100 mil pesos, cuando el ocuituquense promedio vive con un salario mínimo. El enojo de los habitantes no paró sólo en el acto de la manifestación, sino que cometieron destrozos en las instalaciones del Ayuntamiento, destrozos valuados en más de medio millón de pesos; no hubo autoridad que les detuviera, y es que Ocuituco vive siempre con el riesgo de la ingobernabilidad.
Según Marx el Estado es el encargado del monopolio de la violencia, pero no únicamente tiene esta función; también es un proveedor de servicio, como el servicio del agua.
Un ama de casa nos cuenta que el servicio de agua es muy malo:
“Cuando no llega apestosa a cloro, llega amarilla, y seguido se quema la bomba y nos quedamos sin agua.”
Los habitantes del municipio de Ocuituco no cuentan con agua potable. Antiguas administraciones han declarado lo contrario, que el municipio tiene agua potable. Hay que decir que recientemente el ayuntamiento dio a conocer que se invertirán 5.6 millones de pesos para el alcantarillado y el agua potable. Todo esto suena bien, pero hay que esperar para ver los resultados y cerciorarnos de que no pase lo mismo que con las administraciones pasadas.
EDUCACIÓN Y CULTURA
En materia de educación, el municipio de Ocuituco cuenta con una oferta educativa que permite estudiar hasta el nivel medio superior, con una formación técnica; después de esto, el ocuituquense que desee continuar sus estudios se ve obligado a salir del pueblo. Pero la mayoría de los que se van ya no regresan. Es así cómo Ocuituco pierde a sus profesionistas más capacitados. La gran mayoría de las personas que se quedan tiene una educación elemental; con esto no quiero decir que no hay profesionistas, por supuesto que los hay, pero la mayor parte de la población sólo cuenta con la secundaria o un bachillerato técnico.
En el ámbito cultural, podríamos decir que las cosas en Ocuituco están más o menos balanceadas, pues en el municipio se encuentra la Casa de la Cultura Fundación Rayuela: esta obra fue construida gracias a la participación en conjunto de la inversión privada y el gobierno, durante la administración pasada. Esta casa de la cultura cuenta con gente muy bien capacitada y representa para el pueblo una de las inversiones más importantes de la década. Cabe destacar que quien administra la casa de la cultura no es el Ayuntamiento, sino la Fundación Rayuela, que se encarga de la contratación de su personal; lo único que hace el Ayuntamiento es apoyar económicamente para que ofrezca sus servicios, servicios que no muy caros, para que estén al alcance de la población.
Pero desde el gobierno las cosas no son muy agradables, pues en un acercamiento con el encargado del departamento de cultura, nos cuenta que la participación ciudadana es escasa durante los eventos organizados por el ayuntamiento:
–Tengo que trabajar mucho con la gente, por ejemplo, tenemos proyectos culturales pero no hay mucha asistencia, entonces hay que enfocarse a la gente y tratar de sacarlos de su casa, pues no acostumbran salir.
Él también comenta que recientemente no se han organizado actividades artísticas. Y es que ni siquiera sabe cuánto dinero hay destinado para cultura y para poder gestionar un evento cultural hay que buscar la autorización de la tesorería, la cual desde mi visión es un freno para la organización de éstos.
Pero Ocuituco tiene algo más que le da identidad y lo unifica: el ex Convento de los Agustinos, el primero en América Latina; construido en el año de 1534. Este edificio histórico se encuentra deteriorado, sin embargo, recientemente se han hecho esfuerzos para restaurarlo. Además cuenta con un museo comunitario, el cual debe su existencia al grupo cultural Siena, integrado por habitantes de las comunidad. Una de las dificultades que enfrenta el museo es encontrase en las instalaciones de la iglesia, pues es el sacerdote quien dispone y presta las instalaciones para albergar este museo, y en tiempos recientes ha manifestado que ya no prestará más sus instalaciones, pues ahora serán usadas para enseñar la doctrina católica. Ocuituco lucha por recuperar y mostrar su pasado a pesar de que sus opositores sean los mismos ocuituquenses.❧
Aun así, Ocuituco es un pueblo tranquilo: aquí no pasa nada.
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