La pintura de Remedios Varo está repleta de mundos fantásticos, en los que las leyes naturales son superadas por las de la imaginación. Dueña de una narrativa visual que busca cauces irreales, oníricos, Varo cuenta historias que retan la perspectiva del espectador y lo invitan a entrar en universos paralelos.
Ser original no consiste en no imitar a los demás,
consiste en ser inimitable.
Roger Caillois
“El milagro secreto”, de Borges; “El balcón”, de Felisberto Hernández; “Lejana”, de Julio Cortázar, y “Las islas nuevas”, de María Luisa Bombal, son cuentos que indudablemente buscan su lugar en el librero que acoge al género de lo fantástico. Pero ¿qué sucede cuando se aplican las teorías literarias de ese género a la pintura, en especial a las creaciones artísticas tardías de Remedios Varo?
Para empezar debemos considerar que su obra pictórica tardía es un telar narrativo saturado de elementos que logran la percepción del misterio y la ambigüedad latente en los géneros de lo fantástico y lo maravilloso. Los trazos, los colores, la profundidad, la atmósfera, los personajes, los sueños, las sombras y los elementos oníricos y realistas sugieren un matiz colmado de símbolos y temas que insinúan la unión entre el mundo real y el sobrenatural, al igual que sucede en las obras literarias mencionadas. Esto se debe a que el estilo único de Varo, ya alejado del surrealismo, posee rasgos fundamentales del género fantástico como reflejos, metamorfosis, espejos, ambigüedad, dobles, rupturas de las leyes naturales, límites entre cercos físicos y desconocidos, una eminente cratofanía y la búsqueda implacable por lograr la unión entre el cosmos y el espíritu o la escancia humana y la naturaleza.
De esta forma varias teorías de escritores, críticos literarios, filósofos, teólogos, psicoanalistas y ensayistas sobresalientes, como Caillois, Todorov, Freud, Trías y Otto, hacen posible un análisis objetivo en torno a la obra pictórica de la artista catalana para descifrar en sus trazos cuentos fantástico-maravillosos suspendidos en el tiempo; historias llenas de acción, misterio, temor y símbolos.
Con ello, según Todorov, “lo fantástico no dura más que el tiempo de una vacilación: vacilación común al lector y al personaje, que deben decidir si lo que perciben proviene o no de la ‘realidad’, tal como existe para la opinión corriente”1 Todorov, Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, México, Premia editora de libros, 1981, p. 31.. Curiosamente, mientras admiramos la obra de Varo, esmuy difícil optar por alguna de las dos tangentes debido a que sus pinturas son instantes capturados en el tiempo, que permanecen en un momento de ambigüedad perenne. Todo podría ser un sueño o una ilusión. Sin embargo, muchos de los personajes en las obras de Varo se muestran indiferentes o son parte de ese mundo sobrenatural que permea la escena. De esta forma, la interacción entre elementos de otro mundo con seres que nos son familiares, logra un equilibrio que no se rompe, no culmina y, por ende, no desemboca en un género sólido, maravilloso o fantástico puro, sino que nos permite jugar con la ambigüedad. Para Todorov es necesario analizar las obras –aunque hace referencia sólo a las literarias– como si fueran un sistema en el que existen relaciones entre las partes que las constituyen como un resultado integral. De esta forma, es posible desmenuzar los elementos que Varo crea en sus pinturas, instantes imaginarios perpetuos, para apreciarlas desde el punto de vista fantástico e integrarlas al amplio acervo, ciertamente cautivante, de dicho género.
Por su parte, Roger Caillois, sumergido en las letras de grandes escritores en su labor de crítico y traductor, argumenta que el género de lo fantástico está en todas partes, desde la naturaleza hasta los sueños, y los seres humanos somos capaces de traducir esos fenómenos en momentos fantásticos con las herramientas varias que nos brindan las bellas artes. Las imágenes en los cuadros de Varo son un claro ejemplo para comprender la teoría de Caillois en torno al género de lo fantástico: Varo dibuja gatos que en lugar de pelo tienen hojas de helechos. La imaginación, capacidad abstracta para comprender que, aunque con cuerpos de plantas, esas criaturas son felinos, es lo que precisamente Caillois describe como la acción de tomar cualquier cosa en la naturaleza y traducirla con la imaginación. Un aspecto sumamente relevante en torno a las ideas de Caillois trata sobre la vinculación de emociones producidas por la acción de imaginar. Si estas emociones pudieran verse de color rojo, flotando en una galería con obras de Varo, el sitio completo se llenaría de tonalidades escarlata. ¿Por qué? Por la vinculación emotiva que surge al imaginar, al escapar de las reglas y las leyes. Para el crítico literario francés, lo fantástico surge con la yuxtaposición de estilos, tiempos y espacios presentados fuera de su contexto y sin límites entre lo cotidiano y lo insólito.
Si elegimos al azar obras tardías de Varo, como Papilla lunar2 Ruy Sánchez, Alberto, et al., Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo, trad. María Palomar, México, Artes de México y del Mundo, 2008, p. 41. , descubriremos que ésta guarda en su belleza una serie de temas de lo fantástico que, sin profundizar en metáforas ni símbolos, nos hace salir del cerco físico, expuesto por Eugenio Trías como el sitio que conocemos, con las leyes naturales que nos son familiares. Mirar a la Luna dentro de una jaula, que pudiera simbolizar detener o atrapar el tiempo, es entrar al cerco hermético, el que desconocemos, por la imposibilidad de apresar a un satélite para alimentarlo. ¿Por qué nos podemos sumergir en ese otro mundo? Porque, según Trías, somos seres en falta, en una constaste búsqueda por conocer lo que existe en el cerco hermético, que podemos hacer realidad con la creatividad, la imaginación y el arte. Así, Caillois y Trías nos dicen que esa búsqueda, atrapada en el cerco desconocido, es lo que nos mueve para aceptar otras realidades. La creatividad impulsada por la imaginación nos permite brincar al otro cerco. Según Aristóteles, “así como algunos imitan muchas cosas tanto por medio de los colores como por medio de figuras –ya por medio del arte, ya por costumbre– y otros mediante la voz, igualmente, en las artes, la imitación se realiza mediante el ritmo, la palabra y la música, bien con todos esos recursos, bien con todos ellos a la vez”3 Aristóteles, Poética, Barcelona, Bosch Casa Editorial, 1985, pp. 221-223. .
Remedios Varo no sólo fue una pintora surrealista, sino también realista, simbolista y fantástica. La arquitectura que imaginó muestra una dimensión onírica y narrativa en la que la atmósfera, una mezcla sutil y aterradora a la vez, plasma un juego entre la verosimilitud de las leyes naturales y los elementos fantásticos, que salen de la lógica. En Papilla estelar es posible apreciar áreas delimitadas por un cerco (la habitación, en la parte más alta de una torre) y al mismo tiempo la falta de otras edificaciones cercanas. Este aislamiento, característico de lo fantástico, está delimitado por las paredes de la habitación, aunque en el techo se muestra la entrada para las estrellas, el cerco hermético. Dentro de la arquitectura de la pintura, las escaleras producen cierta ambigüedad al conducir sólo a la habitación, sin puertas ni ventanas. Por otra parte, la mujer que alimenta a la Luna es una figura realista, aunque carente de emoción.
Asimismo, las nubes, que envuelven a la torre y ocultan el trayecto de las escaleras crean una escena de ambigüedad. Según una descripción de Chevalier, “La nube reviste simbólicamente diversos aspectos que principalmente revelan su naturaleza confusa y mal definida”4 Chevalier, Jean, Diccionario de los símbolos, Barcelona, Editorial Herder, 1986, p. 756.. Si contemplamos Papilla estelar con cautela, podremos ver que las estrellas, el alimento de la Luna enjaulada, son succionadas por un tubo que sale de la torre, rompiendo el límite entre un cerco y otro. Las estrellas “ventanas del mundo… simbolizan el acceso al cielo por una puerta estrecha en el intersticio entre dos niveles cósmicos”5 Ibidem, pp. 484-485.. Hasta ahora las nubes y las estrellas, dos elementos de las leyes naturales, nos han llevado al otro cerco, según su simbolismo. Por su parte, la Luna refuerza esta unión entre dos cercos debido a que representa una muerte imposible, dado su constante renacimiento. Además, su simbolismo:
…se manifiesta en correlación con el del Sol. Sus dos caracteres fundamentales derivan, por una parte, de que la Luna está privada de luz propia y no es más que un reflejo del sol; por otra parte, de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por eso simboliza la dependencia y el principio femenino, así como la periodicidad y la renovación… transformación y crecimiento… Pasiva y productora de agua, es fuente y símbolo de fecundidad6 Ibidem, p. 658..
La Luna, que como bien sabemos sufre aparentes y constantes metamorfosis a lo largo del mes, presenta en esta obra una fuerte carga simbólica del doble, como un desdoblamiento del yo, que se manifiesta a través de su opuesto, su inverso, que en este caso es el Sol. Según Freud, lo siniestro, que emplearemos para interpretarlo como un tema de lo fantástico en Papilla estelar, se trata de una “transformación de los procesos anímicos de una persona a su ‘doble’… uno participa en lo que el otro sabe… pierde el dominio sobre su propio yo y coloca el yo ajeno en lugar del propio, o sea: desdoblamiento del yo, partición del yo”7 Freud, Sigmund, “Lo siniestro”, Librodot.com., 1919, p. 8.. La Luna refleja a la gran estrella que no vemos, que ha transmitido su luminosidad.
En cuanto a las escaleras de Papilla estelar, según Chevalier son “el símbolo de los intercambios y de las idas y venidas entre cielo y Tierra”8 Chevalier, Jean, op. cit., p. 455., y la torre simboliza la “puerta del cielo, cuyo fin es restablecer mediante un artificio el eje primordial roto y elevarse por él hasta la estancia de los dioses… el deseo de aproximarse al poderío divino y de canalizarlo hacia la Tierra”9 Ibidem, pp. 1005-1006.. Como sucede en muchas obras literarias fantásticas, el anhelo de los personajes por alcanzar el poder de lo sagrado, o el límite de lo desconocido, se manifiesta y se vuelve profano. Esta aproximación en torno a la dimensión de la experiencia, tratada por Rudolf Otto, desemboca en el concepto de numinoso, la atracción hacia el misterio secreto, lo no familiar –que igualmente plantea Freud en su ensayo sobre lo siniestro–, que corresponde a la particularidad ambigua del género de lo fantástico. Lo numinoso nos asusta y nos hace retroceder, pero al tiempo nos atrae y nos fascina, pues según Otto, lo numinoso “no se puede definir en sentido escrito, como ocurre con todo elemento simple, con todo dato primario; sólo cabe dilucidarlo”10 Otto, Rudolf, Lo santo: sobre lo racional e irracional en la idea de Dios, trad. Fernando Velalas, Madrid, Editorial Alianza, 1998, p. 16..
Si Papilla estelar fuera un cuento y no una pintura, narraría igualmente que una mujer solitaria, encerrada en una altísima torre, procura la continuidad de la vida en la Tierra al mantener cautiva a la Luna y alimentarla de estrellas. Ciertamente no es necesario narrar la historia, pues la pintura lo hace por sí misma, colocándonos frente a un instante de ambigüedad en torno a la función de las mujeres en la Tierra, el verdadero poder de la Luna, la soledad del ser humano, su enorme deseo por conocer el cerco hermético, su incansable búsqueda espiritual hacia lo numinoso, una racionalidad a otro nivel y cómo la manifestación de esta experiencia se disuelve en revelaciones profanas, al representarse en las bellas artes, en este caso, en una hermosa obra de una mujer en constante búsqueda por comprender la cratofanía relacionada con lo secreto, lo siniestro, el miedo, lo ambiguo, lo misterioso y fascinante; lo fantástico.
La búsqueda invariable de Remedios Varo para cerrar la brecha entre el mundo místico y el físico, y el tiempo y el espacio, aparece constantemente en sus obras. Al igual que Trías, Remedios Varo se cuestiona sobre la existencia de otros cercos y en sus pinturas dialoga con los límites y las manifestaciones sobrenaturales para expresar que es posible, como ocurre también en la literatura, traspasar la barrera y conocer otra dimensión. Cuando miramos los elementos de los cuadros de Varo, que ya llevan el sello de su estilo único, podemos encontrar la fusión de dimensiones: longitud, latitud, altura, y una cuarta, que es la desconocida.
Si imaginamos una antología de cuentos fantásticos a través de la obra pictórica de Varo, Nacer de nuevo11 Ruy Sánchez, Alberto, op. cit., p. 102., llamaría nuestra atención para analizar sus elementos de lo fantástico. En esta obra, la pintora nos presenta, como en otras ocasiones, una arquitectura gótico-romántica, en la que los muros son gruesos, como una aparente fuerza que separa ambos universos. Sin embargo, la habitación, que delimita un cerco de otro, es sólo aparente, pues en el techo hay un hueco que deja entrar el reflejo de la Luna y una mujer sale de los muros que se están resquebrajando. Este personaje sobrenatural se sorprende al ver el reflejo de la Luna en un recipiente lleno de agua, y su reacción nos desafía para cuestionarnos sobre lo que es real, puesto que lo que vemos es el inverso de la Luna, debido a que se trata de un reflejo, a través del hueco, gracias al rompimiento de los cercos.
La obra de Varo, una verdadera narración consciente de escenas oníricas, nos muestra la atracción hacia lo desconocido. Fariba Bogzaran, directora y fundadora del programa de estudios de los sueños en la Universidad John F. kennedy, en California, EUA, analizó los diez sueños que Remedios Varo escribió en sus diarios (los diarios, curiosamente, son un elemento muy importante en la literatura fantástica del siglo XIX). Bogzaran comenta en “La llave onírica: sueños de alquimia”, en Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo, que la pintora soñaba constantemente con situaciones que la hacían sentir miedo y angustia. Además, los diez sueños comparten elementos en común que se repiten; según Todorov, esta característica hace que los sueños cobren una cualidad extraña, pues “en lugar de formarse a partir de las impresiones de la jornada, constituyen un relato continuo”12 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 39..
Sin embargo, aunque estos sueños nos posicionan frente a obras fantásticas y ciertamente ambiguas, Bogzaran afirma que “Remedios Varo no estaba interesada en ilustrar sus sueños… muchas de sus pinturas sugieren una narrativa compleja semejante a la de los sueños lúcidos, en los que el soñador adquiere conciencia de que está soñando y se convierte así en co-creador, junto al universo inconsciente”13 Bogzaran, Fariba, Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo, trad. María Palomar, México, Artes de México y del Mundo, 2008, p. 162..
La incansable búsqueda de Varo por transmitir el conocimiento en torno a la fusión de los mundos, nos ha dejado como legado una narración consciente de escenas oníricas en torno al cerco hermético. Con ello cabe argumentar que los sueños se crean a partir de elementos familiares del cerco físico, y precisamente nuestro inconsciente los traduce en algo extraño o ambiguo.
Algunas de las temáticas más significativas para la concepción de lo fantástico son la metamorfosis, los dobles, los espejos, la mirada y los reflejos. Remedios Varo, en un cuadro llamado Los amantes14 Ruy Sánchez, Alberto, op. cit., p. 122., logra entretejer estos elementos de manera sumamente afortunada. La pintura, misteriosa y oscura, es la escena de una pareja aislada, delimitada por agua, que, en un ambiente frío y ambiguo, pronto morirá ahogada. Los personajes han sufrido una muy curiosa metamorfosis que les ha dado espejos en lugar de cabezas; muestran un mismo reflejo –que, como hemos dicho, es su inverso, su lado siniestro–, aun cuando los cuerpos de los personajes son diferentes. Según Todorov: “Decimos con frecuencia que un hombre se hace mono, que lucha como un león… lo sobrenatural comienza a partir del momento en que se pasa de las palabras a las cosas supuestamente designadas por ellas. Por consiguiente, las metamorfosis constituyen una transgresión de la separación entre materia y espíritu”15 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 83.. Las metamorfosis de cabezas humanas a espejos implican la creación de seres sobrenaturales, que a su vez llevan la carga simbólica en torno a la búsqueda del ser en falta, puesto que “estos seres simbolizan un sueño de poder; pero hay algo más. De hecho, en términos generales, los seres sobrenaturales suplen una causalidad deficiente”16 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 81.. Los personajes no sólo se miran, sino que también su mirada es la misma y se observan a través de espejos, que son ventanas hacia el cerco misterioso. Todorov afirma, bajo su concepción de los temas del “Yo”, que “toda aparición de un elemento sobrenatural va acompañada de la introducción paralela de un elemento perteneciente al campo de la mirada”17 Ibidem, pp. 88-89.. Si Varo hubiera cambiado alguna parte del cuerpo de los personajes por otro objeto, la fascinación por penetrar al cerco desconocido y el desdoblamiento del yo no serían tan intensos, puesto que las miradas se empatan en un reflejo infinito. Según Chevalier, los espejos, símbolo de la experiencia espiritual y manifestación, reflejan la “verdad, la sinceridad, el contenido del corazón y de la conciencia”18 Chevalier, Jean, op. cit., p. 474.. No en vano, el poeta y ensayista Jaime Moreno Villarreal considera que Remedios Varo, como asidua lectora, se inspiró en “La muerte de los amantes”, de Baudelaire, para crear Los amantes.
…Consumiendo a capricho sus calores últimos,
nuestros corazones serán dos gran
en nuestros espíritus, estos espejos mellizos.
En un atardecer mezclado de rosa y azul místico,
intercambiaremos un destello único,
como un largo lamento, haciendo de adioses;
y después un Ángel, entreabriendo las puertas,
vendrá a reanimar, leal y feliz,
los espejos empañados y las llamas muertas”19 Baudelaire, Charles, “La muerte de los amantes”, Las flores del mal, trad. Pedro Provencio, Madrid, Editorial EDAF, 2009, p. 247. .
La inquietud por conocer el cerco hermético y compartir la experiencia de ese diálogo a través del arte pictórico fue la gran motivación de Remedios Varo. En sus obras se revelan mundos distintos que se dan la mano dejando por siempre ese instante de interacción fantástica. En varios cuentos de este género, como «Casa tomada», de Julio Cortázar, los personajes están conscientes de la presencia de un acontecimiento sobrenatural en su espacio vital, pero no intentan aventurarse con los ruidos extraños que se van apoderando poco a poco de su casa. Sin embargo, aun cuando los personajes no lo hacen, Cortázar sí entabló diálogo con las posibles manifestaciones que habitan el otro mundo, y colocó al par de hermanos en su cuento detrás del límite (puertas y paredes) para dejar latente la ambigüedad de una presencia sobrenatural. Por su parte, Remedios Varo nos comparte la interacción de la realidad con elementos sobrenaturales por medio de sueños, experiencias y conocimiento, a través de sus obras.
Los personajes en trance para vivir experiencias sobrenaturales, los ambientes aislados, las metamorfosis, los espejos, la ruptura de las leyes naturales y de la barrera entre los mundos, las miradas, los símbolos, el cronotopo indefinido, la manifestación de lo numinoso y la búsqueda por conocer el cerco hermético hacen de la obra de Varo una compilación de narraciones pictóricas del género de lo fantástico. ❧
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