En la década y media que lleva el siglo XXI puede observarse con claridad la grave situación que vive la humanidad y la profunda crisis que sufre el sistema capitalista, cuyas consecuencias han develado escenarios que atentan en contra de lo humano. Con el estandarte del neoliberalismo, parece que lo único relevante es el dinero. ¿Hacia dónde nos lleva esta crisis? ¿Cómo hay que entenderla y, a partir de ello, generar alternativas? Sergio Coyote nos ofrece algunas reflexiones en torno a este tema.
El giro descolonizador desde el punto de vista epistemológico e pretende superar los límites teóricos de la cultura occidental judeocristiana y propone descolonizar el ser, el saber y el poder1Mignolo, Walter, “El desprendimiento: pensamiento crítico y descolonizador”, en Interculturalidad, descolonización del estado y del conocimiento, pp. 18-19. Consultado el 20 de febrero de 2015 en https://books.google.com.mx., que pone en el centro a los pueblos oprimidos y explotados en lucha por su liberación.
Esta reflexión se realiza en el contexto del capitalismo neoliberal global, que pasa por una crisis civilizatoria2Consultar Vega Cantor, Renán, [La crisis civilizatoria] “incluye factores ambientales, climáticos, energéticos, hídricos y alimenticios. La noción de crisis civilizatoria es importante porque con ella se quiere enfatizar que estamos asistiendo al agotamiento de un modelo de organización económica, productiva y social, con sus respectivas expresiones en el ámbito ideológico, simbólico y cultural. Esta crisis señala las terribles consecuencias de la producción de mercancías, que se ha hecho universal en los últimos 25 años, con el objetivo de acumular ganancias para los capitalistas de todo el mundo y que sólo es posible con el gasto exacerbado de materiales y energía”. Consultado el 21 de abril de 2015. http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-42/crisis-civilizatoria, ya que no responde a las necesidades y problemáticas que sufre el ser humano, y sus respuestas son parciales en la solución de los problemas que tiene la humanidad.
El primer giro descolonizador3No obstante, el primer contradiscurso crítico al interior de la modernidad fue el de Fray Bartolomé de las Casas, en 1514. Consultar a Dussel, Enrique, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión. en el México contemporáneo fue el levantamiento zapatista en 1994, al cuestionar el proyecto neoliberal global mexicano que destruye las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y comunitarias de los pueblos; degrada la vida del individuo, su vida social y su relación con la naturaleza, y propone otra mirada civilizatoria, la comunitaria, en la solución integral de sus problemas.
Las comunidades zapatistas impulsan las estrategias descolonizadoras a través de la autonomía indígena que se cristaliza en los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno. El zapatismo “comparte con diversos movimientos indígenas de América Latina el problema de cómo cambiar el sistema político nacional y, al mismo tiempo, mantener espacios de autonomía dentro de los cuales se respete el derecho a la diferencia”4Harvey, investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México, Las Cruces, menciona que el autoritarismo mexicano tiene tres características: el corporativismo, el clientelismo y el caciquismo. Harvey, Neil, “El significado político del zapatismo”, El alzamiento zapatista. 20 años después, Proceso, edición especial, núm. 43, p. 48. .
En los acuerdos de San Andrés se abordan los derechos de los pueblos indígenas a ejercer su autonomía y cultura, los cuales fueron firmados por el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en febrero de 1996. Sin embargo, el Congreso de la Unión, durante el sexenio de Vicente Fox, manipuló y modificó el contenido de dichos acuerdos y aprobó una ley que reproduce el esquema paternalista oficial hacia los pueblos indígenas5Harvey, Ibidem, p. 49..
El giro descolonizador tiene sus antecedentes en la teoría de la dependencia, que permite entender económicamente la estructura de la globalización neoliberal entre el centro y los países periféricos; en la teología de la liberación, que busca liberar al pobre de su esclavitud material y espiritual, y en la filosofía de la liberación, que hace referencia al proyecto de emancipación social y cultural común a todos los países de la periferia mundial.
En México tenemos aportaciones de Edmundo O’Gorman, con La invención de América; Miguel León Portilla, con la Visión de los vencidos; Guillermo Bonfil, con su México profundo; Leopoldo Zea, con su Filosofía americana como filosofía sin más; Samuel Ramos, con El perfil del hombre y la cultura en México, entre otros.
El giro descolonizador
El giro descolonizador pretende cambiar los términos y no sólo el contenido de la discusión6“Pensar desde categorías de pensamiento negadas: desde la corporalidad del cuerpo negro, la homosexualidad, las lenguas exóticas o desde lo que el punto de vista eurocéntrico llama pasado, como el aymara o el árabe, el urdu y el ruso, el uzbekistano y el zulu, etcétera… El otro paradigma consiste, precisamente, en pensar en la materialidad de otros lugares, de otras memorias, de otros cuerpos. Pensar, en suma, desde lo negado por la retórica de la modernidad bajo la efectiva marcha de la lógica de la descolonialidad”. Consultar Mignolo, Walter, “El desprendimiento: pensamiento crítico y descolonizador”, Interculturalidad, descolonización del estado y del conocimiento, pp. 18-19. Consultado el 20 de febrero de 2015 en https://books.google.com.mx., por lo que es prioritario trabajar con otras categorías sociales, políticas, económicas y culturales que descolonicen el ser, el saber y el poder como lo menciona el lingüista argentino Walter Mignolo7Mignolo, Walter, op.cit., pp. 18-19. Consultado el 20 de febrero de 2015..
Para analizar el giro descolonizador, el filósofo e historiador de origen argentino Enrique Dussel, menciona en el prólogo de su Política de la liberación. Historia mundial y crítica, que hay que superar los siguientes límites: el helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo, la periodificación de la historia, el secularismo tradicional de las filosofías políticas y el colonialismo teórico y mental.
El giro descolonizador busca superar el helenocentrismo al mencionar que la filosofía no nace con los griegos, sino con los egipcios, como lo hicieron saber Platón y Aristóteles; el occidentalismo, olvida las diversas culturas orientales; el eurocentrismo se impone como un discurso universal, hegemónico y poseedor de la verdad y hace una periodificación de la historia arbitraria que responde a sus intereses; el colonialismo teórico y mental, ocurre desde una postura racista al no incluir a América Latina en la modernidad, desde sus orígenes, es decir, no se comprende una Europa occidental sin el saqueo de los recursos naturales del continente americano y los beneficios comerciales se concentran en las metrópolis de los países europeos.
La descolonización del poder
La descolonización del poder sólo se comprende si se entiende el proceso de colonialidad y descolonialidad del poder, que analiza críticamente el sociólogo peruano Aníbal Quijano:
La colonialidad del poder tiene su fundamento en la categoría de raza, por lo que los blancos se consideran superiores respecto de los negros, indígenas, que los consideran inferiores, dominados, oprimidos. Recordemos la controversia que surgió en la Nueva España, en el siglo XVI, entre Fray Bartolomé de las Casa y Juan Ginés de Sepúlveda, donde el poder colonial español se impone y resuelve, después de medio siglo, que los indios son humanos pero paganos, y los ubica en la escala inferior del género humano, justificando la explotación. Esta colonialidad es una asociación de raza, genero, etnicidad, que crea este nuevo capitalismo colonial global8Colonialidad y descolonialidad del poder”, en este apartado se realiza un resumen de la entrevista realizada al sociólogo peruano Aníbal Quíjano. Consultado el 3 de marzo de 2015, https://www.youtube.com/watch?v=slD-iPiGgmY. .
La descolonización no se puede llevar a cabo sin un cambio en el sujeto, en la descolonización de la mente del imaginario histórico y la memoria, en el cambio de la actitud natural racista o individualista de la modernidad a la actitud descolonial de cooperación.
Aimé Césaire, en su Discurso sobre el colonialismo, que cita Nelson Maldonado Torres, en su artículo “La descolonización y el giro descolonial”, plantea que la colonización no sólo no civiliza al colonizado, sino que además desciviliza al colonizador. De aquí que se planteen tareas descolonizadoras no sólo para el colonizado, sino también para el colonizador.
Para muestra un botón: actualmente en Estados Unidos sufren discriminación racial las personas de raza negra por defender sus derechos humanos y ejercer el derecho a la manifestación, ya que, son reprimidos y hasta asesinados, como sucedió hace un año con el joven afroamericano Michael Brown, en la ciudad de Ferguson del condado de St. Louis, capital del estado de Misuri.
La intervención extranjera en nuestro país ha sido permanente; por ejemplo, la reciente privatización del sector energético que el equipo de trabajo de la exsecretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, realizó con el gobierno de Enrique Peña Nieto y que beneficiará a las grandes empresas petroleras transacionales como Exxon Mobil, Chevron y BP (La Jornada 10/08/15).
En México vivimos, desde la década de los ochenta, la privatización del patrimonio nacional para beneficio de empresas privadas y extranjeras, por lo que podemos considerar, como dicen algunos intelectuales9Consultar Rodríguez Benítez, Juan Carlos, “Colonialismo Corporativo”, consultado el 12 de agosto de 2015 en https://litigationessentials.lexisnexis.com., que en nuestro país existe una colonización corporativa que se ha impuesto a través de las políticas neoliberales.
La actitud descolonial
Desde el punto de vista filosófico, el “asombro” es el punto de partida para el pensamiento crítico y reflexivo. La actitud descolonial nace no a partir del “asombro” por la naturaleza o lo usual, sino a partir del “horror” o espanto ante la muerte. “La búsqueda de la verdad aquí está inspirada no por el desinterés teórico, sino por la no indiferencia ante el otro, expresado en la urgencia de contrarrestar el mundo de la muerte y de acabar con la relación naturalizada entre amo y esclavo en todas sus formas”.10Maldonado Torres, Nelson, ibidem, p. 67, consultado el 11 de abril de 2015.
Para el filósofo mendocino, Enrique Dussel, la modernidad inició con el “yo conquisto”, que es un “yo práctico” que después se hace ontología, es decir, el conquistador tiene su razón de ser en el conquistado. El “yo conquisto” se hace con el descubrimiento de América Latina: el conquistador es Hernán Cortés. Es el ego conquistador del otro que lo conquista, lo domina y lo pone a trabajar a su servicio en la encomienda, en la hacienda y en el mundo colonial que instala la modernidad, por lo que resulta imprescindible superar la visión helenocéntrica de los griegos que consideran que “el ser es”, cuando en realidad el “no ser” es el bárbaro. Entonces, el latinoamericano “no es” el que está fuera del ser: es una filosofía bárbara11Resumen de la entrevista que realizaron estudiantes del Pensamiento Latinoamericano al filósofo Enrique Dussel, en su visita a Noruega, del 18 al 21 de abril de 2012. Consultado el 16 de mayo de 2015..
El método que propone Enrique Dussel es la anadialéctica o dialéctica positiva, que permite comprender al esclavo que es negado y superar su esclavitud; significa pasar a un sistema donde no hay esclavos; el esclavo deja de serlo cuando tiene una utopía en la que él ya no es esclavo y esa utopía es positividad. Entonces, el origen del proceso no es una negación de la negación, sino que es una afirmación previa que permite negar la negación y le llama “analéctico”. La analéctica significa ir más allá de la totalidad y encontrarse con el otro, que es originalmente distinto y, por lo tanto, su logos irrumpe más allá de su comprensión del ser, de su interés. El Otro no es la pura individualidad: es persona, es pueblo, clase.
Todo proyecto de emancipación tendrá que superar el helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo, la periodificación de la historia, el secularismo tradicional de las filosofías políticas, el colonialismo teórico y mental, ante la crisis civilizatoria que actualmente vive la humanidad en todos los aspectos.
El giro descolonizador reconoce la exterioridad del Otro; esta manera de abordar la realidad contribuye a reconocer otras luchas locales que buscan la libertad de los oprimidos y excluidos, y a observar que hay un sinnúmero de estrategias para llevar a cabo la descolonización del ser, el saber y el poder.
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