Saúl Roque
Consejo de Pueblos de Morelos
A grandes rasgos, vamos a hacer memoria del surgimiento del movimiento del Consejo de Pueblos. Este proceso nace por la necesidad de seguir conservando nuestro territorio y recursos naturales, como el agua. En los pueblos tenemos la convicción de seguir defendiendo y respetando nuestros recursos naturales, ya que los consideramos una fuente de vida y una herencia cultural de nuestros abuelos y abuelas.
Este movimiento se origina para defender nuestros manantiales en contra de empresas inmobiliarias que han incrementado y despojando las tierras altamente cultivables en el estado, beneficiando a las grandes empresas; la proliferación de diferentes empresas no sólo ha sucedido en nuestro estado, sino también en toda la República, sin que se tenga considerado el daño y el despojo de nuestros territorios.
Este movimiento tiene origen en los pueblos de Temimilcingo, Acamilpa, Pueblo Nuevo, San Miguel Treinta, Santa Rosa Treinta, El Mirador, Benito Juárez, Tetelpa, Xoxocotla. Nos dimos cuenta de que debíamos seguir reconociendo la importancia de los recursos, y esa importancia nos otorgó mucha fuerza para llevar a cabo las asambleas en cada una de las comunidades. Lo que se decidía era siempre a través de las asambleas, no de líderes o de un grupo que estuviera haciendo propuestas. De esa manera, se acordaban las acciones que se debían hacer: desde la toma de alguna institución, o la presidencia municipal, cierre de carreteras, hasta marchas para exigir el respeto a nuestros manantiales.
Otra cuestión importante que vimos y nos ayudó mucho es el acercamiento a diferentes organizaciones e investigadores de diversas instancias, que nos aportaban los elementos fundamentales, porque a veces en los diálogos de trabajo que teníamos con las autoridades nos exigían estudios, que demostráramos que realmente resultaríamos afectados o que había escasez de agua, y nosotros decíamos: “No hay necesidad de tanto estudio; simplemente vean las señas, dónde se encontraba anteriormente el manantial y el nivel bajo ahora. Con eso es suficiente”.
No debemos estar aislados, tenemos que compartir. Es parte de la enseñanza de que solos no podemos lograr las cometidos; debemos, pues, compartir la responsabilidad…
Invitamos a que nos sigan acompañando en las diferentes acciones de lucha que se generan en nuestros pueblos, porque no debemos seguir manteniéndonos marginados ni aislados.
Obdulia García
Movimiento Morelense contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos
Nosotros, como habitantes, sentíamos que estábamos solos. Pero en realidad no lo estábamos, sabíamos que atrás de nosotros había personas que también se interesaban, porque el problema no sólo es de Tetlama. Si la mina se abriera, afectaría a todos.
El 14 de febrero de 2013 fue la primera vez que nos conocimos con las demás personas del movimiento. Entonces vimos que no estábamos solos. En marzo nos empezamos a reunir y ahí surgió nuestro movimiento.
La minería se encontraba en etapa de exploración. Estaba a punto de empezar con la etapa de explotación, en ese momento empezamos el movimiento. Tocamos puertas de instituciones y poblados. Primero nos informamos; después, comenzamos a informar a las personas. Actualmente, llevan dos años sin que puedan trabajar.
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Cuando tuvimos conocimiento real de que, efectivamente, se pretendía abrir una mina, les hicimos invitaciones a nuestros compañeros. Empezamos por platicar, integrarnos en un pequeño grupo, y nos dimos cuenta, también, de que por parte de los académicos había otro grupito que estaba interesado en lo mismo. Entonces, los contactamos para que, de esa manera, tuviéramos mayor fuerza. Así nos fuimos integrando y nos mantenemos unidos en la lucha.
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Por eso estamos en este movimiento, porque no les queremos dejar a ustedes, jóvenes, esta desgracia. Están atentando contra lo más sagrado que tenemos, que es la vida. Eso sí, que quede claro, no nada más la vida de nosotros, sino también la vida de todos los niños, y eso es lo que debemos defender.
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Debemos buscar esa fuerza entre todos. Luchar y no dejarles un desastre a nuestras familias. Posiblemente nos quede poco tiempo de vida, pero con nuestra experiencia y la de los jóvenes, es posible… A lo mejor nosotros ya no tenemos la misma fuerza, pero ellos sí, para que nos empujen, para que vayamos jalando, unidos en la misma lucha.
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