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La realidad interpela a la teoría

Saúl Roque. Fotografía de Prensa UAEMSaúl Roque. Fotografía de Prensa UAEM

Ezequiel Venosa
Coordinadora de Grupos Culturales, Indígenas y Populares

La Coordinadora de Grupos Culturales, Indígenas y Populares (CGCIP) tiene 21 años de vida en el estado de Morelos. Es una organización pública, masiva y autónoma. Y basamos nuestro quehacer en los artículos 2, 7 y 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en el acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Vamos a empezar por platicarles cómo surge la CGCIP. Al iniciar los años ochenta se vivió una situación de inestabilidad en los pueblos, organizaciones y sindicatos. Emerge una necesidad en el sur de Morelos.

La Normal Popular nace como una escuela no reconocida, luchamos para que se reconocieran los estudios de nuestros muchachos. Varios grupos nos empezamos a involucrar llevando arte a los pueblos, con el propósito de dar a conocer nuestras necesidades.

 

Kevin García
Coordinadora de Grupos Culturales, Indígenas y Populares

A partir de estos diálogos, empieza un proceso de reconocimiento y de encuentro con nuestras comunidades. Un reconocimiento porque nos dimos cuenta de que muchas veces vamos con la intención de llevar cultura, pero la cultura ya está ahí.

Así que la tomamos como una expresión de la identidad no solamente individual, sino también colectiva. Una identidad comunitaria. Entonces pensamos que la identidad es producto de la interacción con el territorio, porque a partir de éste se va creando la base para la autonomía, que es la reconstrucción de nuestras comunidades. Cuando hablamos de autonomía nos referimos a una expresión de vida y desde ahí se van creando redes intercomunitarias. Todo esto que va creando la identidad y posteriormente la autonomía requiere de una defensa. La autonomía nos lleva a una reconstrucción de nuestras comunidades.

 

Osbelia Quiroz
Frentes Unidos en Defensa de Tepoztlán

Los frentes están integrados por jóvenes, niños y personas mayores que hemos sentido el deseo, ese amor por defender lo que nos corresponde por derecho. La lucha empezó debido a un grupo de gente ambiciosa que vendió una partecita de la tierra que corresponde al municipio de Tepoztlán. Fueron los ejidatarios, quienes, mañosamente, vendieron a 43 pesos el metro cuadrado. Recibieron doce millones. Luego lo repartieron, les tocaron 85 000 pesos a cada uno. Gente del mismo gremio de ejidatarios descubrió la fechoría que habían hecho, y gracias a ellos estamos en pie de lucha. Ellos, los ejidatarios, no los ambiciosos sino los otros, junto con los comuneros de Tepoztlán, se reunieron.

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El gobierno nos divide. No nos dejemos engañar; todos tenemos algo aquí, en nuestro ser, que es dignidad. No permitamos que eso se pierda, que nos metan miedo. No. Debemos ser fuertes y saber lo que vamos a hacer; es hora de afianzarnos y de luchar por lo que nos corresponde.

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La lucha continúa y se van sumando más personas con el tiempo. Sabemos que las luchas no son fáciles; son tardadas, son de rebeldía, cuestan trabajo. Son de resistencia, sobre todo. Pero ¿por qué? Por algo que vale la pena. Porque no debemos dejar que nos arrebaten lo que es nuestro. Eso que les quede muy claro a todos, más a los jóvenes. Así que defiendan, no permitan que gente intrusa llegue a su casa a destruirla. ¿Por qué? Porque es suya, por derecho les corresponde, es la herencia de nuestros antepasados.

Venimos a este planeta a defender lo que ahora está en peligro: nuestra madre Tierra. Hagámoslo de corazón. Hagámoslo de veras. No tengamos miedo. Sacrifiquémonos. Nosotros tenemos la obligación de defender lo que está en peligro en nuestro planeta, con todo lo que le están haciendo. La Tierra responde. La Tierra siente.

 

Samanta César
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua Morelos, Puebla y Tlaxcala

El frente de los pueblos de Morelos, Puebla y Tlaxcala se constituyó a partir de 2012, desde que empezó la imposición del Proyecto Integral Morelos. Morelos es el corazón de este proyecto, ya que aquí se juntan el acueducto, el gasoducto y las termoeléctricas, específicamente, en Huexca. El frente es una de las organizaciones que están luchando en contra de este proyecto alrededor de los tres estados.

Les voy a hablar de cómo el Estado y las empresas han realizado el proyecto, pero también les voy a platicar de cómo los pueblos se han ido organizando y han resistido a todo esto.

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Tenemos un “Proyecto Integral de muerte”, que trae consigo muchas formas de contaminación e impone una idea no acorde con la que quieren los pueblos. Esto significa una afrenta a la vida campesina, a toda la zona del oriente de Morelos. Nos quieren imponer una vida industrial que los pueblos no decidieron, que los pueblos no buscaron; quieren terminar con la vida campesina, la cultura, la forma de organización de los pueblos, la propia vida. Esto afecta a 82 pueblos en los tres estados.

La metodología del despojo nos habla de los puntos generales, o coincidentes, en todos los pueblos afectados. Lo primero es que nunca hubo información previa del proyecto en las comunidades, nunca se informó en espacios comunitarios de la decisión. Siempre fue en particular, en las casas de las personas que estaban donde pasaba el gasoducto, el acueducto y las termoeléctricas. En estos pueblos no hubo consulta.

Hablando de cuestiones más amplias, hay un proceso de cambios legales en las leyes nacionales y estatales que generan las condiciones para que se adecue el proyecto, y la principal es, justamente, la reforma energética, la cual permite la ocupación temporal (30 años) a proyectos energéticos y prioriza este interés ante cualquier proyecto. Implica la imposición de proyectos, estén o no estén de acuerdo los pueblos.

Otro elemento son los pueblos en general. Lo primero que empezamos a ver es la cooptación de autoridades comunitarias. En la mayoría de los pueblos, esta gente no sólo llegó con los beneficiarios, sino también con las autoridades, los comisariados ejidales, los ayudantes municipales, y les dijo los beneficios de estos proyectos; comenzaron a seducirlos, amenazarlos, chantajearlos y corromperlos. La cooptación es la manera en que las autoridades quieren hacer que el proyecto avance.

Debemos decir que el Proyecto Integral Morelos es la punta del iceberg de todo lo que vendrá después. ¿Qué empezamos a hacer en la resistencia? Comenzamos a informarnos y a conectarnos con otros. Ése es el primer punto; el segundo es informar: si el gobierno no nos da información, entonces nosotros la empezamos a dar.

Después viene la represión y la detención. En este movimiento, desde 2012, hemos registrado 31 casos de represión en los tres estados: hostigamiento a defensores, detenciones, presos políticos. Se ha reprimido a pueblos en diferentes niveles. La policía ha entrado a violentar pueblos, a romper plantones.

A pesar de todo esto, el proyecto ha avanzado: el gasoducto se encuentra a 90% de su construcción en los tres estados, la termoeléctrica ya está terminada y el acueducto se ha detenido gracias a que hicieron un amparo y lograron impedirlo hasta el momento.

Muchos pueblos resultan afectados por estos megaproyectos. Por instantes se rompe el tejido, la resistencia, ya no hay ganas de luchar, hay decepción, se quedan sin autoridad comunitaria, pero en algunos pueblos, a pesar de que ya están el gasoducto y la termoeléctrica, se sigue luchando. La lucha avanza. No solamente es en contra del proyecto, sino también para reapropiarnos de lo que es nuestro. Los trabajos por la autonomía en los pueblos han sido muy importantes. Ahora vamos a replantearnos cómo queremos vivir en comunidad.

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