Los colores del maíz, así como los colores que pintan los campos, son tan diversos como nosotros: los seres humanos. Durante más de 500 años hemos luchado para que esos colores no se desdibujen de nuestros corazones. Porque esa diferencia nos hace más fuertes al momento de vivir y luchar con dignidad. Ha habido tiempos en que se ha impuesto una visión homogénea para la vida, pero nos hemos dado cuenta de que no se trata de vencer, sino de convencer, que somos diferentes y en nuestra diferencia podemos encontrar fortaleza. Cuando se hablaba de tejido en esta iniciativa, no...