Entrevista a Juan Francisco García Reynoso
La creación del Centro de Extensión y Difusión de las Culturas ha traído consigo una inminente carga de índole social y académica, y, como bien lo dice su propio nombre, se encuentra en la necesidad de transferir saberes y conocimientos hacia el exterior, partiendo de la esencia y ejemplo de Iván Illich con el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC). El centro está conformado por varias coordinaciones, entre ellas la del Programa de Convivencialidad y Noviolencia. En esta entrevista, uno de sus integrantes ahonda en las funciones de la organización.
Empecemos por saber qué es la coordinación de Convivencialidad y Noviolencia y cuáles son sus objetivos.
Nuestra coordinación nace como una propuesta frente a las manifestaciones de violencia estructural y social, que desde hace varios años vive el país y que han puesto en peligro la consolidación de la paz y la articulación del tejido social. Durante la historia ha habido muchos ejemplos de esfuerzos colectivos que nos muestran que “otro mundo es posible”, y que, en la vía de los hechos, se construyen nuevos modelos sociales incluyentes, respetuosos de la diversidad y del medio ambiente y contrarios a la lógica depredadora del modelo neoliberal.
Nos basamos en el modelo del Arca, de Lanza del Vasto, cuyo pensamiento, junto con el de Gandhi e Iván Illich, tiene una gran aportación en la crítica y alternativas a la modernidad.
¿Este pensamiento crítico de una propuesta alternativa tiene resonancias en los diferentes movimientos sociales de la actualidad?
La violencia está omnipresente en la vida cotidiana, así que tener herramientas en la filosofía de la noviolencia y de un pensamiento crítico con propuestas de una sociedad alternativa a nuestra sociedad actual se vuelve cada vez más una necesidad fundamental para construir una sociedad más sana y justa.
El objetivo general de la coordinación es impulsar actividades encaminadas a la formación, construcción y difusión de una cultura de paz noviolenta, mediante el análisis, la reflexión, el desarrollo de espacios comunitarios y alianzas estratégicas con comunidades que han probado su efectividad como alternativas al neoliberalismo.
¿Cómo comparten su filosofía de la noviolencia, y a quiénes va dirigida?
Como objetivos específicos tenemos diferentes proyectos y actividades, como el Taller de Noviolencia y transformación positiva de conflictos, el cual busca promover una cultura de paz a través de técnicas, herramientas y ejercicios de comunicación empática. De esta forma, se puede enseñar a construir un contexto con paz y menos violencia en todas las áreas de nuestra vida, con el propósito de tener un mejor país y elevar enormemente la calidad de vida de todas las personas.
También hemos participado en la organización de pláticas y otros talleres en diferentes campus de la universidad en el estado de Morelos. Próximamente haremos cine-debates y en agosto, septiembre y octubre nos veremos involucrados en la organización de actividades como el Simposio Iván Illich y en las conmemoraciones de los días internacionales por la paz y la noviolencia.
Juan, ¿en qué consiste el Taller de Noviolencia y transformación positiva del conflicto?, ¿qué temas desarrolla?
Hace poco lo terminamos. Consta de seis módulos, entre ellos: “Nociones de violencia”, “Actores de la noviolencia” y “Comunicación empática”. Dimos a conocer teorías y autores como Johan Galtung y Pat Patfoort. Cubrimos un total de 56 horas, divididas en 14 sesiones, durante tres meses. Cada módulo tiene un objetivo específico, por ejemplo distinguir los diferentes conceptos de violencia que se viven actualmente en México; también reflexionamos sobre el tipo de paz que necesita nuestro país para salir de la situación actual. Dimos una base histórica del origen de la noviolencia (Satyagraha) y su evolución hasta hoy. Conocimos más a fondo la vida de cada uno de los principales autores de la noviolencia: Gandhi, Lanza del Vasto, Martin Luther King, Iván Illich y León Tolstói. Reflexionamos sobre el significado de la comunicación empática como un camino para establecer relaciones honestas y noviolentas. Profundizamos en la metodología de la transformación positiva de conflictos.
Sin duda alguna, creemos que compartir nuestras experiencias para crear alternativas encaminadas a la construcción de la paz en nuestra sociedad no tendrían sentido sin que se discutieran, e incrementar su construcción de manera colectiva.
¿Quiénes imparten estos talleres?
Además de los integrantes de la coordinación, invitamos a diversos especialistas que nos ayudan a profundizar en temas particulares. Por ejemplo, Guillermo Hernández Chapa nos acompañó cuando se habló acerca de la autonomía, Pietro Ameglio hizo lo correspondiente en cuanto a la noviolencia, Mariana González Focke habló sobre violencia de género, Mauricio López Aymes acerca de la transformación de conflictos y Samanta César del tema de la desobediencia civil. También tuvimos la fortuna de contar en una sesión con miembros del Arca de Lanza del Vasto, cuya charla nos introdujo a lo que ellos experimentaron durante su estadía en dicha comunidad en Francia.
¿Qué otras actividades desarrollan en la coordinación del Programa de Convivencialidad y Noviolencia?
Hemos dado algunas asesorías, a través de uno de nuestros integrantes, a la clase de Laboratorio de conflicto y negociación y al sexto semestre de la licenciatura en Comunicación y gestión intercultural, de la Facultad de Humanidades. La clase estuvo a cargo de la licenciada Lorena Castillo Tenorio.
Los propósitos del Laboratorio de conflictos y negociación, que se llevó a cabo del 14 de enero al 9 de junio de este año, fueron los siguientes:
• Preparar y formar capacitadores para la transformación noviolenta de conflictos sociales con base en los valores de la cultura de paz y los derechos humanos.
• Conocer la estructura de los conflictos para su análisis y comprensión.
• Fortalecer la prevención, la toma de decisiones, el consenso y la negociación en la intervención y transformación de los conflictos sociales.
• Fortalecer la capacidad de generar propuestas creativas o alternativas a la recomposición del tejido social comunitario.
A solicitud de la asamblea comunitaria de Amilcingo y de la organización Tejiendo voces por la casa común acompañamos a los habitantes de dicho lugar, el 18 de marzo, como observadores de la elección de representantes municipales. Cabe mencionar que la comunidad de Amilcingo, con apego a sus usos y costumbres, ya había nombrado a sus autoridades en asamblea, que el municipio de Temoac (hasta ahora) desconoce institucionalmente. Por ello cabía la posibilidad de algunos brotes de violencia, pero ahora podemos decir que no fue más allá de algunos enfrentamientos verbales. Este seguimiento a conflictos en las comunidades nos da pauta para entender lo que sucede en el estado de Morelos y va definiendo varios conceptos que podemos ofrecer fuera de nuestra comunidad universitaria.
¿Qué proyectos tienen a futuro para la coordinación?
Por el momento estamos muy satisfechos por la repercusión y la resonancia que tuvieron nuestras diferentes actividades, así que queremos abrir en octubre un segundo Taller de Noviolencia y transformación positiva de conflictos. Éste contará con los temas mencionados, pero ampliados y afinados. La primera experiencia nos retroalimentó para mejorar la segunda edición.
Tenemos varios proyectos para 2017, quizá más enfocados en la vida comunitaria y la filosofía de Lanza del Vasto.
Desde la coordinación del Programa de Convivencialidad y Noviolencia vivimos día a día lo que tratamos de transmitir a través de las actividades que llevan impregnadas nuestro leitmotiv, que es la convivencialidad y la noviolencia.
Los personajes que hemos citado como modelos inspiradores para nuestra coordinación tienen una virtud en especial, la que buscamos implementar todos los días: la coherencia. La coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, dentro y fuera de nuestro espacio de trabajo. Estamos tratando de ir más allá de los discursos grandilocuentes y repetitivos, llenos de palabras sin sentido, porque no se ponen en práctica, y no se viven.
Esto es un reto para nosotros, pero lo vamos construyendo juntos, todos los integrantes de la coordinación, con una lógica de cooperación, dejando atrás la lógica de la competencia que sustenta la violencia. He ahí nuestro propósito, el que nuestro ser y hacer sean uno solo; ser una semilla de un potencial que rompe con los paradigmas que dan origen a un mundo que valida la violencia como medio de comunicación. Y esta semilla sólo podrá germinar si se vive día a día, en lo cotidiano, en nuestras labores diarias. Sólo desde ahí podremos llevarlo hacia afuera y compartirlo porque ya será parte de nosotros. ❧
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