Editorial

Un lugar en el espacio

NÚMERO 14

Habitar se ha vuelto una cuestión política. No sólo por las condiciones del planeta, que parece haber entrado en una etapa definitiva (y aun así hay quienes dudan del calentamiento global), sino además por la forma en que se ha decidido ocupar un territorio y los sentidos que tiene esta palabra en la actualidad. Aquello que vio Iván Illich en la choza de Gandhi –ese núcleo de esperanza y espiritualidad que se desprende de una vida austera y del fin comunitario de un espacio mínimo, compuesto sólo por siete habitaciones–, difícilmente puede apreciarse en México. Queda una pregunta en el aire: ¿habremos perdido la capacidad de habitar en una época en que la situación migratoria de las últimas dos décadas ha ido en ascenso, generando así que quien decide partir hacia el país vecino del norte, se enfrente a una serie de pruebas, muchas ocasiones fatales, para cumplir su objetivo, y ya estando ahí se vulneren sus derechos humanos; cuando la edificación de supermercados, grandes hoteles, plazas, proyectos turísticos, etcétera, se impone de manera arbitraria y a veces ilegal ante la conservación de áreas naturales; cuando la proliferación de conjuntos habitacionales de miles de casas con estructuras idénticas, cada vez se torna más vertiginosa porque son la opción más viable para un ciudadano con una jornada de ocho horas, y cuando la crisis de seguridad y violencia obliga a las familias a buscar un refugio donde las balas y los cuerpos destazados no formen parte de la cotidianidad?

Si únicamente los seres humanos aprenden a habitar el espacio, ¿cuál sería el primer paso para volver a este arte que parecen habernos obligado a olvidar? Para no perder lo que se ha vuelto una costumbre en nuestras páginas –físicas y ahora virtuales–, te presentamos un texto del autor de La sociedad desescolarizada, Iván Illich, en el que insiste en la profunda relación entre habitar y vivir, y en sus derivaciones; otro escritor fundamental, tanto para la arquitectura como para la filosofía, es Gaston Bachelard, cuya Poética del espacio resulta una estación obligada, por lo que hemos incluido un par de fragmentos del primer capítulo de este libro; Jean Robert, el urbanista, el amigo, el intelectual, es una pieza clave para la escuela de pensamiento illichiano en Morelos y en el mundo, así como para Voz de la tribu, por lo tanto, adjunto al homenaje que celebró el programa de Cátedras de la UAEM en la edición más reciente, ofrecemos un emotivo texto de Javier Sicilia, en el que realiza un examen de su amistad y del espacio de crítica que han construido en contextos de lucha y de cultura; Guillermo Hernández, miembro del Programa Universitario de Estudios de la Complejidad y Formación de Ciudadanía, analiza las resistencias de algunos pueblos en defensa de territorios que han sido amenazados con la construcción de grandes proyectos inmobiliarios que afectan profundamente a las comunidades; en la misma sintonía, con un testimonio crítico de Rafael Magdiel Sánchez Quiroz y el audio de una conversación a cargo de involucrados en el frente, recordamos la defensa cívica que se suscitó ante la amenaza de la construcción de dos megatiendas en el Casino de la Selva, un sitio emblemático que se convirtió en símbolo y congregación de movimientos hermanados, aunque cada uno con luchas particulares.

En Visiones encontrarás la fotografía de Eduardo del Conde Arton, quien presenta una serie de imágenes de la zona arqueológica maya de Yaxchilán, un espacio místico enclavado en la selva de Chiapas; y, por otro lado, una selección de pinturas de Rafael Cauduro, un verdadero maestro de nuestro tiempo, que exploran una visión de lo urbano y el presente desde el deterioro. ❧

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